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Algunas propuestas para el Servicio Nacional de Salud del Chile post-neoliberal

Por Álvaro Barrera Parraguez, Héctor Duque Mella y Manuel Parra Garrido.

 

En el contexto del proceso constituyente en curso, hemos considerado oportuno sugerir algunas ideas que podrían ser de utilidad para el debate respecto de cómo asegurar a las chilenas y los chilenos el acceso a una atención de salud digna y oportuna. Creemos que esto es importante, dado las preocupantes confusiones conceptuales y prácticas que se observa en muchas propuestas del llamado mundo progresista. A continuación, proponemos algunos principios que en nuestra opinión deberían orientar el desarrollo del Servicio Nacional de Salud del Chile post-neoliberal.


Chile debe tener un Sistema Nacional de Salud público, financiado a través de los impuestos generales de la nación, gratis al momento de la atención, que proporcione a chilenas y chilenos un cuidado de alta calidad, desde la gestación y hasta el final de la vida, y que elimina la terrible incertidumbre que genera el enfermarse en un país dominado por el neoliberalismo. Por esto, proponemos rechazar las propuestas que mantienen lógicas mercantiles en el acceso a la salud, asignación de los recursos, entrega de cuidados a usuarios y usuarias. Ejemplo de este tipo de soluciones son un Fondo Nacional de Salud mejorado o un Seguro Único Universal. Las soluciones mercantiles, vistas como formas acotadas o como "paso intermedio", perpetúan la lógica mercantil y neoliberal que es insensible al sufrimiento de las personas.


Proponemos la creación de un Servicio Nacional de Salud, que ordene y gestione los tres niveles de atención (primario, secundario y terciario) y termine con la fragmentación de la atención primaria en múltiples municipios, con el fin a la municipalización de la salud. Esto se debe hacer creando mecanismos que permitan la adecuación local, regional e intercultural de las directrices centrales, desarrollando capacidades locales. Proponemos también el fin a las Isapres como administradores de cotizaciones de salud de los trabajadores y su reducción a un rol de seguros complementarios opcionales.


Desde el punto de vista de la gestión, proponemos desterrar las prácticas del ‘New Public Management’ en salud, caballo de Troya del neoliberalismo y aún presente en la formación de salubristas de las universidades chilenas, que crea una práctica obsecuente al credo mercantil vigente. En su lugar, proponemos el ethos y la práctica del ‘New Public Service’, con cogobierno sanitario y coproducción de servicios con los usuarios organizados.


Proponemos la actualización del perfil epidemiológico y de necesidades de la población, con un verdadero enfoque biopsicosocial que se haga cargo de las necesidades de salud física y mental de la población y que empodere al sector de la Salud Pública para influir en otros ámbitos sociales que determinan la salud y donde se expresa la inequidad, como son la educación, la recreación, el trabajo, la relación con el medio ambiente, entre otros. Para ello se deben incorporar instrumentos complejos y diversificados de la medicina social, con enfoque de determinantes sociales de la salud, superando la autocomplacencia por las cifras de mortalidad infantil o atención profesional del parto.


Proponemos consagrar la participación efectiva y directa de usuarios e interesados en la formulación de políticas, planes y programas de salud, así como en la imaginación, construcción, implementación, orientación, localización, evaluación continua, ampliación, reducción y eventual cierre de servicios. Es necesario también instalar la pertinencia cultural y el enfoque de derechos humanos cotidianos como un ethos consustancial a toda acción de salud.


Proponemos garantizar un enfoque paritario de género, asumir la enorme brecha creada por el neoliberalismo en salud sexual y reproductiva, y un rol central del trabajo como actividad productora de bienes y servicios en la actividad económica del país y, por lo tanto, su protección bajo condiciones seguras, de justa remuneración y de pleno desarrollo para un desempeño saludable y expansivo de capacidades individuales y colectivas.


Proponemos acotar la influencia de capitales privados nacionales ó internacionales en Salud, promover las políticas intersectoriales y privilegiar la investigación teórica, básica y aplicada orientada por criterios de servicio. Es necesario promover al sector de la salud pública en sus distintos niveles de atención, como campo privilegiado para la formación práctica que requieren los recursos humanos técnicos y profesionales en salud, entregando los recursos que hagan posible desarrollar y mantener dicho rol central en la formación.


Finalmente, proponemos establecer un estado sanitario plurinacional con respeto, fomento y posibilidades de desarrollo para los modelos y cosmovisiones sanitarias de las primeras naciones, así como fomentar la solidaridad e intercambio sanitario subcontinental y continental con naciones vecinas y hermanas.

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