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Entre los bots y el progresismo neoliberal por Diamela Eltit

Me parece imposible que las mujeres no se movilicen a acudir a las urnas para apoyar y apoyarse. Los jóvenes, protagonistas del presente y actores del futuro, no se reconocerán en un ‘Rechazo’ que apunta a sostener la desigualdad como un costo menor del neoliberalismo, a aceptar la explotación salarial, el racismo cada vez más evidente contra los pueblos indígenas.

Es fundamental disputarle a la derecha y al empresariado un resultado significativo en la elección del 4 de septiembre. La inminencia de la votación hoy mismo transcurre y se despliega en medio de notorios y notables campos de fuerzas. Escenarios políticos en pugna donde se parapeta la derecha. Y ha surgido en la geografía política, un centro que acompaña al Gobierno, que antes le pertenecía a la Democracia Cristiana. Ese centro hoy lo ocupa el progresismo neoliberal, me refiero a sus élites PPD y a un grupo de representantes del Partido Socialista (parte de sus senadores) que, a lo largo de este tiempo convencional, se han ofendido a ellos mismos y con su comportamiento sí es que “ofenden al Partido del Presidente Salvador Allende”.


Un senador-médico, integrante de la cúpula del Partido Socialista neoliberalizado, se mostró monstruosamente desesperado ante la posibilidad de que su mandato se acortara en cuatro años. Vergüenza total. De una u otra manera este senador, a diferencia de Cecilia Morel, no quiso renunciar a “algunos de sus privilegios” y la mera posibilidad de disminuir su tiempo abrió una compuerta irrefrenable, bordeando la histeria, para denigrar la escritura de la Constitución, y casi-casi anunciar, en esos días, que podría votar Rechazo. No fue el único, sin embargo, quizás él encarnó, con una trasparencia impactante, la extensión de una crisis que asola a las élites que integran y acaso manejan el llamado “Socialismo Democrático” que quizás ya debería nombrarse a sí mismo como “Socialismo Democrático Neoliberal”.


Pero pienso que va a ganar el ‘Apruebo’, que los jóvenes y las mujeres, una vez más, van a desplegar sus poderes electorales, sus deseos y su probada inteligencia. No es posible imaginar que una escritura Constitucional paritaria, que incluye disidencias sexuales, quizás la primera en el mundo en romper la exclusión de las mujeres en tareas jurídico-políticas fundamentales, conformada por una inédita diversidad, no haga sentido en las habitantes de un mundo demasiado injusto en materias de género.


Quiero decir, me parece imposible que las mujeres no se movilicen a acudir a las urnas para apoyar y apoyarse. Los jóvenes, protagonistas del presente y actores del futuro, no se reconocerán en un Rechazo que apunta a sostener la desigualdad como un costo menor del neoliberalismo, a aceptar la explotación salarial, el racismo cada vez más evidente contra los pueblos indígenas. A inclinarse ante la escasa vida que experimenta el mundo del trabajo del que participan o participarán, vidas construidas mediante sucesivos créditos, existencias signadas por los intereses que producen formas de esclavismo mediante el pago de cuota tras cuota tras cuota. Vidas oclusivas, cuando no abiertamente injustas para ellos y sus familiares. Pienso que los jóvenes votarán Apruebo, pues la otra posibilidad significaría inclinarse ante una Constitución hecha a la medida para expandir y favorecer a la burguesía local, que como sabemos es extremadamente cursi, segregadora, clasista y ganancial.


No pretendo acá negar el poder de la hegemonía. Ya sabemos cómo y en cuánto penetra y coloniza los imaginarios sociales, ocupando todos los espacios posibles para la expansión de sus presupuestos. Hoy es el miedo. O quizás habría que decir: Los miedos.


No solo la delincuencia, ante el avance descontrolado del narco que destruye especialmente a jóvenes capturados en el sicariato, sino además una proliferación de discursos fundados en la calumnia, porque según estas huestes de derecha que ya se pueden calificar como meros “bots”, esta Constitución acabaría con la salud, educación, vivienda, medioambiente, pensiones, entre otros aspectos fundamentales. Diversas estrategias provenientes, a su vez, desde diversos focos de acción que buscan inducir el miedo o los miedos a lo que en realidad no se tiene o se tiene precariamente.

Y lo más increíble es que se habla de la Constitución del ex Presidente Lagos como una salida a ninguna parte, pues el 4 de septiembre se aprueba o se rechaza. Y ya. Y lo más asombroso de lo asombroso es que el ex Presidente Lagos no sea un activo promotor del Apruebo, como la ex Presidenta Michelle Bachelet, porque después de todo quizás la hegemonía lo convenció de que la (terrible) Constitución de Pinochet le pertenece a él, al ex Presidente Lagos que se ha mostrado “preocupado” por la ruta de los constituyentes; tan preocupado, que hasta hoy está callado como si hubiese perdido la voz.

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