Como integrantes del Jurado, saludamos a aquellas 20 participantes que, en tiempos de pandemia, se atrevieron –desde la memoria y desde el presente– a escribir textos muy personales y enviarlos al concurso. Escribir, redactar lo que pensamos y lo que recordamos, siempre involucra exponerse. Todas ustedes lo han hecho de una manera muy hermosa y apasionada. Disfrutamos y nos emocionamos. No fue fácil decidir. Les presentamos los resultados:
Primer lugar:
La Foto; escrito bajo el pseudónimo de Marluz, es un relato lleno de ternura y excelente mezcla de pasado y presente. Además, da cuenta de un hito histórico que ha quedado en la memoria del país y particularmente de los obreros chilenos: la construcción del edificio de la UNCTAD, un recuerdo cuya evocación, debe decirse, se repitió en varios textos. Su autora es Marcela Shultz Morales.
Segundo lugar:
Militza Meneses López escribió –bajo el seudónimo de Louise Michel– el texto: Nunca fuimos sumisas. Siempre rebeldes, valientes y hermosas; un tránsito de lo femenino, sus vivencias, el apoyo mutuo de género y que llega a lo actual, con su rol protagónico y fundamental en los hechos recientes de Chile. ¡¡Buen recorrido hasta el hoy!!
Menciones honrosas:
Las voces de mis ancestros, de Cronopio Insular, es un potente relato que actualiza a la Unidad Popular, llevándola a vivencias del presente, con íconos como lo colectivo, el debate de ideas, la participación. Evoca muy bien cómo desde la lectura se acompaña la historia, en primera persona. Ese es su tremendo valor. Su autora es Florencia Jordán Zagal.
EC es el seudónimo que usó María Elisa Cárdenas Ortega, para presentarnos su ensayo: Chile. El proceso, el estallido, la utopía; que destaca por combinar los hechos históricos en su conexión con el Chile rebelde y furioso del último año, enfatizando “una suerte de tiempo detenido” que arrastró los problemas de antaño tanto como para decir que “hay aroma a UP”, e incluso desafiando a imaginar “qué país otro hubiésemos construido”.
Bajo el seudónimo de Marraqueta, Catalina Osorio Lavín escribió Una de las historias que no se cuentan; bella evocación de la solidaridad colectiva y esencial para sobrevivir, que pueden brindarse las personas en tiempos de angustias y necesidades profundas. Ana podemos ser todas.
Además, acordamos una mención especial para la señora Alicia Lira Matus, por su participación con su texto Hijos del sol, en cuya redacción ella tiene la valentía de narrar su historia personal y combinarla con lúcidos momentos de memoria, que dan cuenta de la dramática e intensa dinámica que caracterizó a los años del gobierno popular.