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  • Foto del escritorAldo Frites

Sectores de la oposición no cuestionan el modelo neoliberal en la Nueva Constitución

Frente a diversas propuestas de contenidos para la Nueva Constitución, particularmente en el área económica, que emergen desde diferentes sectores, como Plataforma Socialista estimamos necesario declarar lo siguiente:


1. En casi todas las propuestas se coincide en la importancia de dejar plasmados en la Nueva Constitución un conjunto de derechos sociales que chilenas y chilenos levantaron como banderas de lucha a partir del 18 de octubre de 2019. No obstante, para que estos derechos puedan adquirir realidad plena es vital que la Nueva Constitución quede depurada de todo atisbo de neoliberalismo. Para eso se deben cambiar los contenidos y mecanismos estructurantes que son la esencia neoliberal de la actual Constitución y todo el enjambre de protecciones hábilmente alojadas en los más recónditos espacios de su articulado para proteger dicha esencia. No debemos perder de vista que una característica central de la Constitución del 80 fue la constitucionalización del modelo neoliberal.


2. En las últimas semanas, se han dado a conocer diversas propuestas para la Nueva Constitución, incluyendo los documentos ‘Recuperar la Política’ (RLP), los ‘Lineamientos Programáticos para una Nueva Constitución’ de Independientes No Neutrales (INN), y el libro “Bases y Fundamentos de una Propuesta Constitucional Progresista” (PCP). Por cierto, todas incluyen encomiables proposiciones en relación con los derechos sociales, inclusividad, ambiente y estructura política, por nombrar sólo algunas. Nos preocupa, sin embargo, que, por un lado, RLP e INN no se refieran al Orden Económico Constitucional y que, por el otro lado, PCP mencione el neoliberalismo y sus negativos efectos sociales, pero, declare la batalla perdida antes de empezarla, al afirmar que “el neoliberalismo parece ser difícil de eliminar” y “ es posible adoptar varias medidas que podrían hacer que ese modelo económico y social (neoliberal) sea menos extremo”. Nuestra posición es clara: no es posible crear un “neoliberalismo con rostro humano”. La dignidad humana se opone a su mercantilización.


3. Lo perversamente arrollador de la maquinaria neoliberal es que, una vez redactada la Constitución, es irrefrenable y avanza corroyendo todos los aspectos de la vida, las interacciones sociales, culturales, corporales, la subjetividad y afectos, transformando todo en mercancía, de una manera radicalizada incluso para los estándares de países capitalistas avanzados. Un riñón, un útero, el tiempo libre, la amistad, la previsión social, el entierro, la educación, los pulmones y cerebros de las personas, en particular de los niños en zonas de sacrificio, pasan a ser negocio o externalidades inevitables de este. No existe ni puede existir un neoliberalismo compasivo o con rostro humano. Por muy suavizada y edulcorada que sea su versión, el neoliberalismo supone irrefrenablemente más AFP, más Isapres, más eternos contratos a honorarios sin derecho a previsión, más contratos de marzo a diciembre, más subcontratación de la subcontratación de la subcontratación, más abuso y expoliación de los recursos naturales. Es decir, seguir soportando lo que hemos estado viviendo los últimos 40 años.


4. Hay, por cierto, mucho que discutir en el ámbito económico constitucional. No obstante, advertimos que nos asiste la certeza de que es necesario enunciar el principio analítico de que cada vez que alguien dice o escribe que los “privados” o “la sociedad civil” o “particulares” tienen “el derecho a actuar empresarialmente para obtener ganancias en salud, educación, etcétera”, “ayudando al Estado en la solución de los problemas del país”, o que redefinen los derechos sociales como la libre elección entre oferentes, se está ante compuertas que abren paso a la esencia del neoliberalismo y, por lo tanto, si dicha posición se acepta, todos los derechos escritos en la Nueva Constitución pasarán en la práctica a ser letra muerta. Lo que la Nueva Constitución debe establecer es que la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda, el agua, entre otros, son derechos y que es deber inalienable y prioritario del Estado establecer los mecanismos que permitan garantizar y asegurar plenamente el acceso y ejercicio de esos derechos de todos los chilenos y chilenas de manera igualitaria y solidaria.


5. La única forma de que los derechos sociales no sean letra muerta supone un nuevo modelo de desarrollo, una profunda redistribución del poder, un nuevo modelo de vida en igualdad y una amplia participación democrática. El desarrollo humano digno y equitativo es incompatible con el neoliberalismo y el rol subsidiario del Estado, que imposibilita un ideal civilizatorio solidario, como ha quedado ampliamente demostrado en la experiencia chilena de las últimas décadas.


6. Llamamos al pueblo movilizado, a las organizaciones sociales nacionales y locales, a los partidos de izquierda y a los partidos progresistas, a estar alertas y rechazar las propuestas que por acción u omisión permiten reciclar el neoliberalismo constitucional, recordando que quienes propician o aceptan el neoliberalismo en nuestro país no sólo es la derecha y la oligarquía sino también sectores de la propia Oposición al actual gobierno. Un parámetro claro de éxito del proceso constituyente y de la Convención Constitucional será que la próxima Constitución haya erradicado de su texto el modelo neoliberal y las definiciones e instituciones que lo amparan y reproducen constitucionalmente.

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