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  • Foto del escritorAldo Frites

Socialtartufismo, por Ariel Ulloa, ex alcalde de Concepción

El ambiente político se ha visto sorprendido -no tanto en mi caso- por la anunciada conversión a las ideas de la socialdemocracia del alcalde de Las Condes y luego por el anuncio del ex senador Longueira adhiriendo al voto favorable al cambio de la Constitución de 1980, cuyas rigideces y quórums contra mayoritarios él utilizó durante tantos años para defender los presuntos logros de su admirado dictador.

 

Para los viejos ruteros de la política chilena -me cuento-, no resultan sorprendentes tales volteretas en la derecha chilena. Es bueno recordar, por ejemplo, cuando en los albores del primer gobierno de Piñera, en una suerte de epifanía inspirada en no sé qué hechos, su ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter anunciaba el nacimiento de una “nueva derecha” que, en una línea liberal, renegaría de su propio pasado.


El portazo casi le agarró las narices. Bueno, ahora Joaquín Lavín, en una de sus tantas ocurrencias, nos anuncia su conversión a la socialdemocracia, aclarando que es bueno “salir de la trinchera”. Bien, pero sigue en la UDI que es la trinchera, por lo tanto, tenemos que concluir que, luego de atrapar a los incautos de siempre y ganar la presidencia, regresará a la barricada para hacer la política que proclamara en La Revolución Silenciosa por su puesto.

El despiadado autor satírico francés del siglo XVII Jean-Baptiste Poquelin, Moliere, en su comedia Tartufo o el Impostor, nos muestra a su personaje central como un mediocre, ladino e hipócrita, que acude a toda clase de artimañas y simulaciones con el fin de casarse con la hija de su benefactor Orgón y de paso seducir a su esposa. Todo el mundo se da cuenta de las artimañas…menos Orgón. El objetivo político de la obra es alertar a Luis XIV de la presencia de falsos devotos en su corte mostrándoles como falsos a beatos manipuladores que engañaban al rey Sol.


Mutatis mutandi, es lo que está ocurriendo hoy ante un país que, como el Orgón de Moliere, puede verse engañado por personajes que simulan una conversión a ideas nobles que, con sus altibajos y sus claro oscuros, fueron capaces de levantar a la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. Ideas que han resistido dos grandes guerras mundiales y revoluciones de la envergadura de la Revolución de Octubre y que han permitido entregar a millones de seres humanos derechos sociales que, en el caso de Europa, ni siquiera han podido ser extirpados por la religión neoliberal tal como alguna vez lo proclamaron Von Hayek y Milton Friedman.


Chile vive desde octubre de 2019 un proceso social y político de gran envergadura. Las desigualdades y los abusos permitidos y protegidos por un modelo económico concentrador y excluyente han despertado a millones de chilenos y chilenas que se han dado cuenta que vivían en un espejismo y que el desarrollo tantas veces anunciado como al alcance de la mano era también un espejismo. Sin embargo, mientras en muchos países del mundo se debaten planes para la pospandemia, en Chile el camino está diseñado y fue producto de la lucha de un pueblo y es el Plebiscito de Octubre y luego la Constituyente.


Ni siquiera el socialtartufismo político desviará a los chilenos y chilenas en su camino hacia una sociedad más justa y solidaria.

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