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  • Foto del escritorAldo Frites

Voto Político Plataforma Feminista:

Formación permanente para el diálogo y acción política basados en el respeto y promoción de los Derechos Humanos, el pluralismo y la teoría y prácticas feministas.


La inserción de PFS en el contexto político chileno, junto con la definición de su forma de funcionamiento, exige promover el diálogo político sustentado en la teoría de los derechos humanos, el pluralismo y las teorías y prácticas feministas, con especial consideración a las disidencias de género, de raza y de clase. Con ello, nos proponemos como objetivo eliminar asimetrías y visibilizar las subjetividades históricamente excluidas.


La necesidad de revisión del diálogo político surge a partir de haberse vivido y sido testigo de experiencias marcadas por la repetición de conductas que suelen minimizar e invalidar planteamientos críticos de compañeras y compañeros, invisibilizando la importancia de hechos políticos de enorme significación, incluyendo la revuelta feminista del mayo de 2018.


Estas formas de diálogo propias de un orden patriarcal, en que el discurso de los hombres tiene evidentes ventajas de poder (autoridad y legitimidad) frente al discurso de los otros géneros, se expresa, en el escenario de la conversación política, en la ausencia de un diálogo horizontal e igualmente abierto para todos, todas y todes, transformándose el uso de la palabra en una práctica de violencia discursiva, simbólica, hegemónica, patriarcal y heteronormativa. Ejemplo recurrente de ello es que cada vez que una mujer plantea una reflexión o una idea, ésta no es considerada en el debate y los hombres tienden a valorar y dedicar el tiempo a discutir sus propias ideas y a citarse entre ellos.


Esta estrategia, consciente o inconsciente, de monopolizar el espacio de debate, cobra ribetes bélicos polarizándose entre amigos y enemigos, relegando a las mujeres al rol de enemigas que deben ser dominadas, controladas y “devueltas a su lugar” de sumisión. Por ello, es también necesario subvertir la tradicional y “natural” división de roles en la PFS estableciendo mecanismos paritarios para la distribución de las tareas políticas y administrativas.


Para el logro de estos objetivos requerimos realizar un trabajo sostenido de autobservación, reflexión y crítica, así como también de formación personal y grupal para que las prácticas de violencia discursiva no se perpetúen. En ese sentido es indispensable conocer, reconocer y difundir los aportes teóricos y prácticos a la democracia y al socialismo de los movimientos de liberación de las mujeres y otras comunidades históricamente excluidas del poder.


Así, y dado el contexto descrito, proponemos contar con espacios de formación permanente que estén a la altura del desafío de promover y fortalecer en Chile una cultura política basada en el respeto y promoción de los derechos humanos, el pluralismo y la teoría y prácticas feministas y otros grupos contrahegemónicos.


Los desafíos que enfrenta el país requieren de saberes, conocimientos no solo intelectuales, sino también en cuanto a los afectos, las actitudes, la buena convivencia y las sociabilidades. Este aprendizaje involucra desarrollar e innovar con conocimientos y saberes diversos, desarrollar nuevas formas de aprender y aprender a hacer en todos los planos de la vida, incluyendo el diálogo político y la práctica íntima cotidiana.


Para materializar el objetivo descrito se creará una comisión de formación paritaria e inclusiva, que presentará un programa sobre los temas y problemas a abordar, luego de que éstos hayan sido identificados por la propia comunidad PFS.


El proceso de formación adoptará distintas modalidades, incluyendo talleres intensivos, charlas, conversatorios, foros, repositorio de recursos formativos, actividades abiertas al público y otras formas de comunicación digital.


En definitiva, debemos todas, todos y todes comprometernos con este trabajo y esfuerzo de manera permanente, para así algún día eliminar la violencia de los estereotipos y las discriminaciones. Solo de este modo, y con la convicción de que el mandato de masculinidad tiene que ser deconstruido individual y colectivamente mereceremos llamarnos una organización feminista, comprometida con la inclusión y el pluralismo.

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