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“Tenemos que ensanchar la candidatura de Boric”. Entrevista a Carlos Ruiz Encina

El sociólogo y presidente de la Fundación Nodo XXI, Carlos Ruíz, enfatizó que “debemos hacer el esfuerzo de ampliar y consolidar ese bloque que obtuvo un respaldo gigantesco” en las primarias. “Sumaría no solo la Lista del Pueblo, sino también los movimientos sociales”. Precisó que esto “pasa por abordar una dimensión de proyecto que debe ir más allá de un programa reducido a recetario de políticas públicas parciales”, con una “estrategia para desmontar al neoliberalismo”.

 

¿Cuál es tu opinión de que, existiendo la candidatura presidencial de Apruebo Dignidad con Gabriel Boric, la Lista del Pueblo o sectores de izquierda levanten una opción presidencial distinta?


Se abrió una gran oportunidad de constituir una opción de izquierda y un bloque popular. Estoy del lado de Apruebo Dignidad, hablo desde ahí, y creo que debemos hacer el esfuerzo de ampliar y consolidar ese bloque que obtuvo un respaldo gigantesco, enorme. Ahora, sumaría o hablaría no solo de la Lista del Pueblo, sino también de los movimientos sociales, pienso en No+AFP, entre otros, que no están en la Lista del Pueblo y que deben ser considerados en el ensanchamiento de esta alianza y que pasa por abordar una dimensión de proyecto que debe ir más allá de un programa reducido a recetario de políticas públicas parciales o puntuales. Estamos en un momento de cambio de ciclo donde hay que avanzar hacia un proyecto que realmente le dé sentido a una nueva etapa histórica.


Pero hay sectores de la Lista del Pueblo que ya dijeron que llevarán candidato o que no van a apoyar a Boric.


Ruidos van a haber todo el rato. Y va a haber más ruido. Pero en concreto todavía no hay nada. Por ejemplo, están apurando el proceso judicial de Marco Enríquez-Ominami para desordenar el panorama. Mira, creo que como izquierda debemos abrir una discusión amplia, transparente. Hay un mensaje muy fuerte que entregó la ciudadanía y los sectores populares, de que la política de los años noventa, opaca, oscura, de alcantarilla, se acabó, y que ahora hay que hacer las cosas de cara a la sociedad. Te diría que incluso esa boleta también se la pasaron en la derecha, fíjate que (Sebastián) Sichel barrió con los tres partidos. Tenemos que leer muy bien ese mensaje que fue entregado, entre otras cosas, en las pasadas primarias.


Es decir, ¿tú crees en la posibilidad que se sumen más sectores de izquierda a la candidatura de Apruebo Dignidad?


Cuando fuimos a la elección de convencionales, nos desperdigamos en un montón de listas, y no debimos haber llegado en esa dispersión. Eso fue porque los partidos que tenían condiciones para inscribir candidatos no se abrieron suficientemente a las fuerzas sociales, entonces muchas de esas fuerzas desbordaron e instalaron distintas listas y en distintas regiones. Eso hay que evitarlo esta vez, hay que sacar esa lección.


Además Hugo, creo que estamos siendo bombardeados por una prensa que quiere confundir los términos de la unidad de la izquierda. La prensa insiste en que los errores de (Daniel) Jadue fueron la fuente de todo y esa falacia me parece muy importante desmontarla, porque oculta dos cosas. Una, que Boric no ganó por errores ajenos, sino por una enorme capacidad de movilización que tuvo respecto a la ciudadanía y ahí hay ciertas claves. Y segundo, que Jadue también obtuvo una gran votación, una votación además decisiva para la enorme votación que obtuvo la izquierda. Sin la votación de Jadue, no habría las condiciones que hay hoy. Esa falacia, entonces, enreda dos puntos centrales a considerar.


Nosotros tenemos ahora una demanda de todos esos sectores, de todos esos votos, que tenemos que cumplir. Lo que la prensa nos pone como problema, que si nos corremos para el centro, que si nos corremos para el lado más radical o el lado más moderado, no me parece que sean nuestros términos de discusión, y no tenemos para qué comunicarnos entre nosotros en los términos que pone la prensa o que se ponen en la prensa. Nosotros perfectamente podemos interpelar al Partido Socialista, o a las bases socialistas, respecto a las burocracias que lo han manejado y desvirtuado en sus tradiciones, y también podemos abrir un debate grande hacia los movimientos sociales, hacia la Lista del Pueblo, hacia muchos sectores. Tenemos que ensanchar la candidatura de Boric.


Mira, la izquierda chilena tiene una tradición histórica de haber desarrollado de manera abierta y transparente enormes procesos de discusión que condujeron al triunfo de la Unidad Popular. Ese proceso fue reconocido mundialmente, y no exagero, ese proceso lo miraba todo el mundo. La propia unidad socialista-comunista fue una unidad muy compleja, con mucho debate, y ese debate es legítimo y debemos volver a legitimar esas posibilidades. Porque esta de ahora, es una ciudadanía más activa, más demandante, más exigente, de la que había en los años noventa, con la cual se acostumbró a lidiar la Concertación. Hoy se va a exigir transparencia en los acuerdos, no se puede estar llegando a negociaciones de direcciones que se repartan cupos. Hay que enfrentar un debate de cara a la gente. Aquí es donde me parece que hay que insistir mucho más en alcanzar niveles de transformación y no solamente de administración. Eso es muy relevante. De lo contrario, nos terminamos reduciendo a los términos que se acostumbró la política en la transición, que era, en el fondo, competir por recetas de administración, reducir los programas a un recetario de políticas públicas parciales. Además, eso terminaba muchas veces en las manos de los, entre comillas, expertos. Esa restricción y una restricción en la participación, hoy no es aceptada por la ciudadanía.


En eso será determinante la discusión del programa de Gabriel Boric y lo que se plantee programáticamente. Eso puede ser decisivo para lograr esa convergencia o acuerdo en la izquierda y sectores antineoliberales.


Absolutamente. Una dimensión fundamental de eso es empezar a coincidir en una estrategia para desmontar al neoliberalismo, ese proceso no será corto, nos tomará muchos años, no será lineal, tendrá avances y retrocesos, va a generar enormes conflictos, creo que la capacidad de resistencia de los grupos de poder no la podemos subvalorar, pero generará un horizonte estratégico para este bloque que comenzó a asomar y que recibió ese respaldo. Insisto, lo que la prensa llama el problema que tenemos, entre la moderación y la radicalidad, yo lo veo como una oportunidad histórica que debemos asumir. Debemos mirar con horizonte estratégico, y debemos resolver los problemas inmediatos también, pero en una conversación abierta y precedida por esos horizontes. Y ahí es distinta la forma en que nos empezamos a comunicar. A partir de eso, yo sería responsablemente optimista en lo que viene.


¿Cómo ves el triunfo de Sebastián Sichel en la derecha? Porque antes de los resultados de las primarias, incluso con Joaquín Lavín encabezando encuestas, se dijo que la derecha hasta podía salir tercera en la primera vuelta. Ahora con Sichel eso podría ser más remoto.


Primero, él sólo, saca la mitad de la votación de la derecha. Orilla completamente a los candidatos de los partidos más importantes de la derecha, por lo tanto ahí hay una boleta, una factura, del electorado de derecha a sus partidos, que les está exigiendo un cambio radical y se inclinan por una figura que no pertenece a la tradición de la derecha. Entonces ahí también están ocurriendo cambios. No tengo precisión en este momento, pero habría que ver hasta qué punto es generacional, y sin creer que tengan carta democrática, habría que ver si se trata de sectores que se quieren desprender de la herencia pinochetista, sobre todo los más jóvenes que no quieren seguir cargando ese saco. Y (Joaquín) Lavín, por mucho que se invente, porque es una fábrica de caretas, mañana no sabemos cuál se va a poner, tiene esa herencia y no se la puede sacar de encima, por mucho que se vista de lo que se vista.


Se dice que Unidad Constituyente está en un zapato chino por la definición de candidatura presidencial. Hoy se confirmó la candidatura de Yasna Provoste, Paula Narváez insiste en no bajarse, esta Carlos Maldonado. Pero más allá de esta contingencia, ¿cómo ves el estado de situación de la ex Concertación?


Están resolviendo las cosas con las viejas prácticas de cocina. Que es lo que en estos momentos la ciudadanía, más exigente, más activa, con más propensión a la movilización, no acepta, no tolera. Creo que ellos están leyendo muy mal la situación. Me refiero, por ejemplo, a cómo el PPD (Partido por la Democracia) o un sector del PPD, resuelve alinearse con la Democracia Cristiana. A cómo Paula Narváez ha sido maltratada, y aunque uno no pertenezca a esa tradición, ni al PS, me parece que hay que solidarizar. Todo eso está agotado y hay una situación que deben comenzar a resolver dentro del Partido Socialista. Ahora, en estos momentos ni ellos ni los demás partidos de Unidad Constituyente tienen cómo resolverla. Por el contrario, están buscando las formas tradicionales de solución que me parece que desde hace mucho tiempo, sobre todo desde el estallido social (2019), son rechazadas por la sociedad y por el avance del movimiento social.


Había hace mucho tiempo un abismo entre política y sociedad, y en estos momentos asoma una oportunidad de participación mayor, pero también con una demanda muy fuerte a la esfera política. Ahí debemos adelantarnos como izquierda y recuperar esas claves, y me parece que la ex Concertación no las está leyendo.


Estamos hace tiempo con un escenario insospechado. Gran votación de la izquierda en primarias, la Convención Constitucional, el protagonismo del movimiento social, la crisis de la derecha, los serios problemas de la ex Concertación, el posicionamiento de sectores populares y se dice que “Chile cambió”, que hay que hablar con otros códigos, que ahora cuenta el voto de los jóvenes. ¿Cómo ves en líneas gruesas lo que está pasando políticamente con la sociedad chilena?


El neoliberalismo, en definitiva, está en una nueva fase del capitalismo, muy distinta a la que tuvimos en el siglo XX, con otros códigos y que condujo a la transformación de la propia estructura de clase. Hoy tenemos otro tipo de sectores de trabajadores, otro tipo de sectores profesionales que ya no responden a la vieja matriz de la clase media antigua, se modificaron cuestiones como el carácter del trabajo, la feminización del trabajo, la proliferación de estructuras familiares distintas, mujeres mucho más emancipadas. Ante toda esa geografía social y cultural, la manera en que termina detonando ante una situación de neoliberalismo avanzado, -porque aquí no solo se privatizaron las empresas estatales, se privatizó la salud, la educación, la previsión, los derechos sociales-, es con la generación de nuevas formas de conflicto, con otros patrones de constitución de actores. Ahí es donde estamos ante una demanda de apropiación de nuevas condiciones de lucha, tenemos que apropiarnos de este nuevo presente, de las nuevas condiciones de lucha y, como te decía, pensando en un horizonte estratégico. Por supuesto que hay que resolver todos los problemas prácticos, pero como tú dices, hay un montón de escenarios que en estos momentos están empujando transformación, en distintos planos, en el constituyente, electoral, presidencial, en las calles. Todo eso tiene que empezar a entrar en una discusión estratégica muy importante. Porque la tarea histórica de desmontar el neoliberalismo, aparece hoy ante nosotros más posible que nunca. Pero va a requerir de una mirada con horizonte más largo, y de una discusión abierta para articularnos. Me parece que eso es posible, creo que estamos en un momento de oportunidad histórica que no habíamos tenido en décadas.


Por Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”.

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